martes, 6 de agosto de 2013

Sobre (y sobran) panfletos en fiestas

El pasado domingo tuve la ocasión de disfrutar del txupinazo que daba comienzo a la fiestas de Gasteiz. Todo un privilegio haber encontrado un hueco en la plaza de la Virgen Blanca, junto al monumento (o estatua, o mazacote o como se quiera llamar) de la Batalla de Vitoria. Después de haber sudado, recibido el impacto de decenas de corchos de botellas de cava y champán que allí se descorchaban y haber sido bañado un huevo y medio de veces con kalimotxo, gaseosa y otras bebidas nobles, conseguí llegar desde el casco hasta una de las esquinas del mazacote.

Tenía la seguridad de que era un sitio cojonudo para poder ver el descenso de Celedón y su paseillo hasta la balconada donde nos haría saltar y cantar "Celedón ha hecho una casa nueva, Celedón con ventana y balcón". Cuál fue mi sorpresa al comprobar que, justo delante, se habían colocado unas personas que desplegaron una señora pancarta. Que mira, que a mí me parece muy bien que la gente proteste y se exprese, que por mí como si se lo tatúan en el cimbrel y lo van mostrando en el baño de la estación de autobuses. Pero me parece una pequeña falta de respeto hacia el resto de la gente que vamos a las fiestas a divertirnos, a desconectar, a pasárnoslo bien y a disfrutar de ese momentazo que es la bajada de Celedón. La pancarta en cuestión quitaba muchísima visibilidad, ya que todos los que estábamos detrás no veíamos un carajo y nos tuvimos que conformar con tirarnos el contenido de las botellas los unos a los otros.

Cuidado con los comecocos en fiestas, sean del color que sean siguen siendo igual de peligrosos.

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